martes, 10 de noviembre de 2009

Los Changos No Hacen Blues












Por: Alejandro Ruiz Martínez

La habilidad de tocar el blues fue un tema recurrente cuando éste género se popularizó en los años 60s. El blues es una contribución genuinamente afroamericana, nacido entre el balanceo de palas y picos, combinado con el canto de los esclavos en los campos de cultivo nutridos por el Mississippi en el sur de Estados Unidos a finales siglo XIX. Se dice que esos cantos les ayudaban a resistir sus duras condiciones de vida, por lo que desde entonces se le consideró un género producto de la tristeza del hombre. En realidad este uso del término “blues” lo popularizó William C. Handy al incluirlo en títulos de sus composiciones (Memphis Blues, St. Louis Blues, etc.) para referirse a un estado de ánimo triste o depresivo. Para las primeras décadas del siglo XX los intérpretes más populares del blues eran todos músicos afroamericanos como las cantantes Bessie Smith, Ma Rainey, Ida “Cox” Prather y guitarristas como Charley Patton, “Blind” Lemon Jefferson y Robert Johnson. Durante más de medio siglo ésta música fue casi exclusiva de ejecutantes afroamericanos, época en que la llamaban “música del diablo”, pero cuando músicos británicos “blancos” como Alexis Korner, John Mayall o los Rolling Stones retomaron este género, se comprobó que el hacer blues no era cuestión del color de la piel. Como bien diría John Lee Hooker: “el blues no distingue razas y cualquier persona que se sienta solo puede tocarlo y vivirlo”.
Anatomía del blues
El hacer música es un tema interesante y complejo, ya que son más de uno los aspectos que habría que analizar desde el punto de vista étnico, cultural, histórico y hasta biológico. Para algunos de nosotros es común que nos guste llevar el ritmo o melodía de una canción. No es de extrañarse que podamos recordar decenas de canciones e incluso inventar tonadas en el aire, tal vez porque un elemento esencial de la música, el ritmo, ha sido parte de toda nuestra vida, incluso de nuestra historia como humanos. De entre todos los animales del planeta, los humanos somos los únicos capaces de crear un ritmo y seguirlo indefinidamente a voluntad con nuestro cuerpo, con nuestra voz. Hemos utilizado el ritmo en la diversificación de las expresiones culturales. Por ejemplo basta mencionar que todas las culturas conocidas del mundo tienen cantos y danzas con patrones rítmicos característicos. Otras especies muy cercanas a nosotros, como los chimpancés, no gozan de esta cualidad, ni siquiera con el más dedicado entrenamiento, a pesar de que es la especie que más se nos asemeja al compartir con nosotros el 99% de sus genes.
Los estudios antropológicos más recientes indican que nuestras habilidades musicales son consecuencia de nuestra anatomía, principalmente por la condición erguida y bípeda. Esta disposición corporal de los Homo sapiens, a diferencia de la del resto de los primates, trajo algunas innovaciones anatómicas como lo son una cadera más estrecha y fuerte donde recae el centro de gravedad de todo el cuerpo; así mismo las piernas son más largas y las articulaciones de la rodilla y el tobillo permiten que éstas sean rectas a diferencia de las de los chimpancés. Nuestro centro de gravedad sostenido por extremidades articuladas, largas y rectas permite, junto con la ayuda de los brazos, un balanceo más controlado y eficiente cuando caminamos o corremos, habilidad que se perfeccionó al desarrollar giros, saltos y desplazamientos más complejos que podemos apreciar en casi cualquier danza. Además, esto nos permitió poder cubrir a pie distancias más grandes con menor esfuerzo que si camináramos con los nudillos apoyados en el suelo, como lo hacen los chimpancés, cualidad que a la larga nos permitiría llegar a cada rincón del mundo desde el centro de África.
El otro cambio anatómico que le dio a nuestra especie su capacidad de hacer música se encuentra en la garganta. Al estar erguidos, nuestra laringe (el conducto que comunica la boca con la tráquea y el esófago) se hizo más larga en comparación con la de los chimpancés. Esta condición hizo que se incrementara el espacio del tracto vocal, lo que permite que nuestra voz sea más resonante (ya que cabe más aire) y que realicemos sonidos más versátiles y complejos, como el habla y el canto. Este cambio anatómico fue el más importante en el desarrollo del habla, ya que permitió la pronunciación de vocales claras además de los sonidos guturales que probablemente ya había. Pero este cambio trajo una desventaja, que es que los conductos del aire y el alimento (la tráquea y el esófago, respectivamente) comparten la laringe como vía de entrada, controlando el paso hacia uno u otro conducto por una válvula muscular (la epiglotis). Esto provoca que, a diferencia del resto de los primates, nosotros no podamos deglutir y respirar al mismo tiempo; si esto ocurre, los alimentos o líquidos que viajan por la laringe hacia el esófago pueden entrar a la tráquea, corriéndose el riesgo de sufrir asfixia. Como respuesta de nuestro organismo comenzamos a toser enérgicamente, para expulsar esos objetos de la tráquea y evitar que se bloquee el paso del aire a los pulmones. Es paradójico pensar que una de las características anatómicas que nos hace la única especie en el mundo capaz de hacer música traiga consigo un costo, que personajes Jimi Hendrix, Jim Morrison y John Bonham, entre otros músicos, pagarían con la tarifa máxima al morir asfixiados por su propio vómito mientras yacían inconscientes e intoxicados. De haber tenido una laringe más corta, tal vez hubieran podido tragar su vómito sin que este inundara su tráquea y pulmones, mientras seguían dormidos.
El blues ancestral
Todos estos cambios anatómicos producidos por la condición erguida, tuvieron consecuencias tanto en el tamaño como en el funcionamiento del cerebro de los primeros homínidos bípedos (quienes después darían origen a los humanos). Si tomamos en cuenta estas características anatómicas, entonces podemos pensar que antes de convertirnos en Homo sapiens hace unos 200 mil años, nuestros antepasados homínidos ya sabían hacer música. Incluso se piensa que los neandertales (que no son nuestros ancestros sino otra especie de humanos pero extinta y emparentada a la nuestra), podían haber tenido ya una cultura musical. Quién sabe durante qué parte de nuestra historia como especie empezamos a marcar un ritmo y a combinar sonidos y silencios para hacer música. Actualmente se sabe que los instrumentos musicales más antiguos datan de hace unos 30 mil años, cuando nuestra especie apenas colonizaba lo que es Europa en nuestros días. Estos instrumentos eran flautas hechas de hueso de aves y de marfil, que fueron halladas en el 2008 en excavaciones antropológicas en Alemania. Estos instrumentos representan un salto tecnológico importante en el desarrollo de la música, sin embargo el surgimiento de las habilidades musicales seguramente va mucho más atrás en el tiempo.
Es probable que mucho antes de desarrollar estos instrumentos, los humanos ya éramos capaces de hacer música basada en elementos más simples, como percusiones y vocalizaciones. De hecho es casi seguro que la voz haya sido el primer instrumento musical que los humanos hayamos dominado. Charles Darwin, el autor de la teoría de la Evolución biológica, sugirió que en el proceso de desarrollo del lenguaje, el canto debió haber precedido al habla y no al revés como podría pensarse, ya que los elementos del canto como la entonación y el ritmo son más primitivos que las palabras mismas. Los primeros cantos pudieron estar basados en sonidos de su entorno o repitiendo patrones vocales con cierto ritmo, usando como metrónomo un movimiento periódico de manos, el balanceo de los brazos o los golpes de los pies al caminar. Así, el desarrollo de la condición bípeda trajo como consecuencia que el cerebro desarrollara mecanismos neuronales para mantener la coordinación rítmica de varios grupos de músculos, utilizados para caminar o correr sin perder el equilibrio y hacer de nuestra locomoción un mecanismo eficiente. La combinación de este desarrollo neuronal con el de las capacidades vocales fue lo que le permitió a nuestro cerebro hace miles de años aprender a crear un ritmo y a hacer música, un hecho insólito en la historia de la vida que ahora es inseparable de la cultura humana.
La coordinación rítmica de nuestro cuerpo nos permitió cubrir grandes distancias con un bajo costo energético. De hecho somos la especie bípeda que más territorio puede recorrer a pie. En este caso el ritmo es importante para coordinar la respiración con los movimientos de nuestras extremidades. Tal vez ahora esto no parezca crucial para nuestras vidas, pero hace cientos de miles de años, cuando nuestros ancestros bípedos cazaban en las planicies africanas, esta capacidad podía ser cuestión de vida o muerte. Los caballos, por ejemplo, son especialistas en cubrir grandes distancias a trote, pero su ventaja anatómica está dada por adaptación en su tórax que trabaja como un fuelle, hecho para aspirar y expulsar el aire en cada zancada casi sin esfuerzo, de tal forma que el oxígeno llega a sus pulmones sin gastar tanta energía y esto les permite seguir corriendo durante tiempos prolongados. Nosotros no tenemos esa adaptación y nos cuesta mucho más trabajo cubrir grandes distancias, sin embargo cualquiera que haya corrido una carrera, aunque sea corta, sabrá que el balanceo de los brazos y su coordinación rítmica con la respiración hace un poco más fácil esta tarea. Podemos experimentar esto si intentamos correr con las manos amarradas o metidas en nuestros bolsillos. La imposibilidad de balancear los brazos rítmicamente hará la tarea mucho más difícil. Es justamente en este aspecto de la historia del blues donde podemos darnos cuenta de cómo los cantos de trabajo que lo originaron hace más de 100 años tuvieron una contribución que le daría una cualidad única.
Cantar el blues
Los cantos de trabajo de los esclavos afroamericanos, además de su carácter artístico y de constituir un medio de comunicación, traen consigo la cualidad de que pueden ayudar a sincronizarse a quienes los escuchan y los cantan al realizar un trabajo en grupo. El acentuar ciertos movimientos del cuerpo con frases determinadas de las canciones, puede equipararse a correr bajo un ritmo marcado por la respiración y el balanceo de los brazos. En muchas grabaciones de la primera mitad del siglo XX hechas por el musicólogo texano Alan Lomax, se puede escuchar prisioneros afroamericanos cantando mientras trabajan, coordinando el golpeo de las herramientas con frases o pausas de su canto a capella. Así mismo, en filmaciones para documentar el folklor norteamericano del siglo pasado (disponibles en www.folkstreams.net), se pueden observar prisioneros afroamericanos del sur de EU en su jornada cotidiana de cortar leña, acompañándose con sus canciones de trabajo. Gracias a esas filmaciones podemos imaginar cómo pudieron haber sido los orígenes del blues, ya que se pueden reconocer elementos armónicos y rítmicos característicos como la llamada y la respuesta. Podemos encontrar esta filmación hecha por la familia Seeger en una prisión de Texas en 1966 en el sitio www.folkstreams.net/film,122 (siendo esta una de las últimas filmaciones de los cantos de trabajo de prisioneros afroamericanos). El testimonio de un prisionero es bastante explícito: “Cuando llegué aquí no sabía cortar leña, pero aquí me enseñaron a cantar “Let the Hammer Ring”, así que vi como alguien comenzaba a cantar “…Let the hammer ring!” y todos le respondían en coro, al mismo tiempo que 300 hachas caían en el aire para cortar los troncos”. El trabajo fílmico de los Seeger también nos permite atestiguar los orígenes africanos de esta forma de trabajo, como se puede apreciar en el vídeo tomado en 1964 a pescadores de Ghana, donde una decena de hombres reman cantando en sincronía guiados por las percusiones de un tambor y campanilla a bordo, respondiendo en coro a los hombres de una lancha vecina. En la playa, las redes son arrastradas por hombres, mujeres y niños cantando y bailando, acompañados de silbatos y percusiones, lo que parece una danza tribal donde todos están unidos por las cuerdas de la red de pesca (ver el video en www.folkstreams.net/film,123). Para ellos es solo un día normal de trabajo, pero sus cantos lo convierten en una celebración colectiva.
A pesar de estas similitudes en la forma de realizar el trabajo por parte de los esclavos afroamericanos en EU y los trabajadores de África, Bruce Jackson (Nueva York, 1936; profesor de cultura americana y folklor quien trabajó de cerca con los Seeger) observó diferencias importantes que plasmó en sus notas como dice a continuación: “Las grandes plantaciones en el sur de EU estaban basadas en los modelos de agricultura del occidente de África; los esclavos negros en EU usaban canciones de trabajo igual que desde antes de que fueran tomados como prisioneros y vendidos a los hombres blancos, dueños de la plantación. Pero había una diferencia: en África las canciones eran usadas para hacer los movimientos del cuerpo con un tiempo medido y a la vez darle un sentido poético a las cosas que hacían, porque ellos así lo querían. En cambio, en las plantaciones norteamericanas se les agregó un componente de supervivencia; si un hombre era apartado y trabajaba muy lento, era castigado brutalmente. Así, las canciones mantenían a todos juntos, nadie se quedaba atrás”. De esta manera, las agotadoras jornadas de trabajo de los esclavos eran soportadas no solo por desahogar sus penas cantando, sino también porque el canto les ayudaba a hacer bien su trabajo.
Estas evidencias le dan una cualidad especial al blues ya que, desde sus orígenes, el blues es un estilo de vida, de trabajo, un canto de resistencia, de supervivencia, una forma de trabajar en grupo y enfrentar obstáculos. Es una forma de comunicarnos con a pesar de no gozar de plena libertad. Esto es lo que le da una legitimidad incomparable al blues, lo que lo hace inmortal, lo que lo hace parte esencial de la cultura humana. Además de ser un género precursor de gran parte de la música moderna, el blues ha acompañado a la humanidad desde que surgió en los campos de algodón hace más de un siglo y siempre constituirá un recurso para liberarnos de la opresión y el abuso; solo hay que marcar un ritmo con nuestras manos, bailar mientras entonamos una melodía de blues y una magia centenaria saldrá a relucir en estos días de crisis y violencia. Dejen que el blues los acompañe... larga vida al blues.

Copyrigth. Todos los derechos reservados. Texto publicado en Palabra de Blues Año 0 No. 7 Noviembre 2009. Ciudad de México.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Darwin, una almeja viajera y un abuelo famoso.


Hace 200 años nació uno de los hombres que la historia de la humanidad recordará hasta siempre. Charles Robert Darwin nació el 12 de febrero de 1809 en Inglaterra y tuvo uno de los mejores trabajos del mundo: naturalista, viajero del mundo, pagado por la reina de su país. Fue este trabajo el que le permitiría desarrollar la teoría más poderosa del conocimiento biológico moderno. Postuló la teoría de la evolución con base en innumerables ejemplos y observaciones sobre la forma de adaptación de muchísimas especies, lo que le hizo valer a Darwin su prestigio desde la publicación de su libro “El origen de las especies por medio de la selección natural” en 1859. Pocas teorías en Biología han probado con tal fuerza su validez y son tan elegantes como simples. Esta famosa teoría de la evolución postula que la biodiversidad actual es producto de cambios (es decir mutaciones) en una población que, al resultar ventajosas para su supervivencia en un ambiente determinado, son heredadas y acumuladas en sus descendientes (las especies que existen y han existido en la Tierra). Esta teoría ha resultado ser la columna vertebral de la Biología moderna, no porque los biólogos lo hayan decidido así, sino porque es aplicable a cualquier fenómeno biológico donde estén implicadas la variabilidad natural de una especie y su forma de vida, desde la forma en cómo funciona su ADN hasta la forma en que se alimenta.

A partir de la publicación de su libro más famoso, Darwin fue un personaje al que le escribía gente de todo el mundo, desde fanáticos pidiendo un autógrafo hasta profesionales y amateurs con la intención de colaborar con él en el desarrollo de algún trabajo científico. Uno de ellos fue un joven zapatero inglés llamado Walter Drawbridge Crick, quien por estos días de Febrero pero de 1872 le escribió una carta que le provocó una comezón intelectual a Darwin dado que tocaba uno de sus temas favoritos. Para empezar, trataba de un escarabajo (animales por los que Darwin tenía un afán casi infantil) que tenía adherida a una de sus patas una minúscula almeja de agua dulce como una forma de migrar a otro ambiente. Darwin siempre tuvo interés en la forma en que los animales lograban dispersarse “pidiendo aventones” a otros animales. Tal forma de dispersión permitía que hubiera muchas especies diferentes de moluscos en cuerpos de agua cercanos en una misma región, los cuales llegaron ahí gracias al favor de otros animales migrantes y se diversificaron poco a poco según los cambios que tuvieron y fueron heredando a sus descendientes. Darwin respondió esa carta y Walter Drawbridge le envió vivos el escarabajo y la almeja de quienes había escrito la primera ocasión. Darwin, a su vez, envió el escarabajo a un amigo para identificarlo, pero desafortunadamente el insecto no sobrevivió al viaje. Sin embargo el molusco ya era conocido por Walter como Sphaerium corneum y Darwin lo conocía como Cyclas cornea. Cuando Walter volvió a aquel estanque a buscar otro espécimen, lo halló pero en esta ocasión adherido a la pata de un sapo muerto. Actualmente este molusco es conocido en los acuarios ingleses por trepar por las plantas acuáticas, por las paredes de los estanques y por meterse hasta en las branquias de los peces para poder viajar gratis a otros ambientes. Esto lo logran las almejas gracias a que en su pie (la parte de su cuerpo que sobresale de entre las valvas o conchas) poseen glándulas que secretan un material adhesivo con el que se fijan a diversas superficies. Incluso Darwin un día durante su largo viaje en el Beagle encontró uno de estos moluscos adherido a una de sus prendas. Este comportamiento, que es una relación ecológica llamada foresia y que presentan muchas otras especies, fue objeto de estudio para Darwin con la intención de comprender algunos de los mecanismos de dispersión de estos animales para colonizar nuevos ambientes.

Casi 10 años después, el 6 de abril de 1882, Charles Robert Darwin y Walter Drawbridge Crick publicaron en la revista Nature un artículo llamado “Sobre la dispersión de moluscos bivalvos de agua dulce”. Trece días después, Darwin murió a los 73 años de edad. Ese fue su último trabajo publicado. El zapatero Walter murió hasta 1903, sin saber que 50 años más tarde alguien más de su familia volvería a publicar en la misma revista un artículo tan importante como el libro escrito por su colega Darwin casi 100 años atrás.

Si Walter hubiera vivido 13 años más hubiera visto nacer a su nieto llamado Francis Harry Compton Crick, un hombre cuya sangre de naturalista lo hizo encaminarse en las ciencias desde muy joven. Se reclutó pronto en los campos de la física cuando estudiante, aunque su trabajo posterior lo haría célebre en las ciencias de la vida, y es que junto con su colega James Watson, publicaron en 1953 un artículo de 2 páginas donde sugieren la estructura del ADN que tenemos todos los seres vivos. Tal trabajo les daría el premio Nobel de fisiología y medicina porque tal información permitió entender el funcionamiento de una de las moléculas que rigen la vida y la evolución, esa que Darwin analizó sin los conocimientos que se tenían en los cincuentas. Lo más exaltable de esto (y que es parte las ventajas de la forma en que funciona la ciencia) es que el trabajo de Crick y Watson redondearía inexorablemente el trabajo de Darwin al ayudar a entender que la evolución ocurre desde el ADN, determinando desde ahí la capacidad adaptativa y de respuesta a las presiones ambientales, que permitirán a una población de organismos ser exitosa en un ambiente y triunfar como especie o bien extinguirse en caso de que no tengan tal plasticidad adaptativa.

La ciencia es una de las actividades humanas mejor estructuradas de entre muchas, ya que la forma en cómo funciona permite que se verifique o se desmienta a sí misma. En este caso dos científicos con cien años de diferencia entre sus vidas realizaron trabajos que, aunque parecieran temas lejanos entre sí, son los pilares más fuertes de la Biología moderna con conclusiones que se han reforzado a sí mismas. Seguramente Walter Drawbridge Crick nunca se imaginó que se convertiría en un personaje, tal vez famoso después de esta historia, por ser colega de uno y abuelo de otro de los científicos más relevantes de la Biología.

Hace 150 años uno podía ser científico en sus ratos libres, como Walter, o ser un naturalista alrededor del mundo sobre un barco aunque se mareara al primer ventarrón de brisa marina, como Darwin. En realidad los científicos no han cambiado mucho desde entonces, aunque sí la forma en cómo se maneja la ciencia. Sin embargo la ciencia sigue siendo la fuente más confiable de conocimiento, generadora de progreso y defensora de la libertad de pensamiento. No importa si es una almeja diminuta o el origen de la vida, la motivación de un científico por encontrar su lugar en el tiempo es tan válida como sus ganas de contribuir al crecimiento intelectual de su propia especie.

jueves, 15 de enero de 2009

Divulgación de la ciencia a través de los oidos.... ¡bienvenidos los Podcasts!





Uno de los estilos de divulgación que ha ganado popularidad es la transmisión de cápsulas de ciencia a través de podcasts. El acceso relativamente fácil a una computadora e internet hace sencillo el conectarse a una página para escuchar una transmisión sobre casi cualquier tema. En este caso el que a mi me interesa es el de la divulgación de la ciencia. Para conocer cómo se esta haciendo esto en otros países me fui a buscar en las ligas mayores para ver cómo se las gastan en esta forma de divulgar la ciencia y me centraré en los "podcasts" de las revistas Science y Nature. Una gringa, la otra inglesa, pero la verdad es que hacen bastante bien este trabajo. Claro, el nivel y el público al que va dirigidas las charlas son diferentes que en nuestro país, pero creo que podríamos aprender mucho de la forma en como abordan la divulgación estos monstruos corporativos de la ciencia.


Les dejo el link al "podcast" de la revista Science, que tienen programas muy interesantes. Por supuesto están en inglés pero no se preocupen, existe la transcripción completa de los programas grabados desde el 2005. El texto esta en formato PDF que se puede bajar y esto facilita muchísimo la revisión de los programas.


http://www.sciencemag.org/about/podcast.dtl



Aquí esta la liga al "podcast" de Nature, con contenidos también muy buenos. También estan las transcripciones de los programas desde el 2005 aunque en HTML, pero igual de útiles que en el "podcast" de Science.


http://www.nature.com/nature/podcast/archive.html


Espero que disfruten los programas, los contenidos y las transcripciones.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Mi fantansma de John Lennon








Mi fantasma de John Lennon.
Hoy 8 de diciembre se cumplen 28 años de que John Winston Ono Lennon murió. Seguramente millones de personas recordamos esta fecha y para otros millones significa un punto de inflexión de la historia de la música moderna. Al menos yo me pregunto ¿cómo sonarían las canciones que John Lennon nunca escribió? Tal vez la pregunta suene ilógica, pero al menos yo desde que soy seguidor de su música y letras siempre me he quedado con esa interrogante. Su último disco fue Double Fantasy, que aunque para mí no es su mejor disco, si tiene algunas de sus mejores canciones. De hecho fue el disco que le autografió a su asesino (como se ve en una de las fotografías) unas horas antes de que le vaciara las 5 balas de su revólver calibre .38 sobre el cuerpo. John no murió de inmediato, sino durante su traslado al hospital donde fue imposible salvarlo y fue declarado muerto a las 10:45 pm. Causa de la muerte: shock por hemorragias masivas.
Pero siempre queda el ¿qué tal si…? ¿Qué tal si Lennon no hubiera muerto esa noche? ¿Cómo serían sus canciones? ¿Cuántas canciones más habría escrito? Mil preguntas más. Al menos una cosa para mi es segura. Me atrevo a decir que las canciones serían buenas. La trayectoria de compositor que llevaba Lennon avala esta suposición. Sus letras seguirían girando alrededor de la libertad, la justicia, el amor, la autogestión mental. Tal vez más experimental, tal vez más loco. Era poco probable que colaborara con alguien más para componer, excepto con Yoko, pero qué tal si lo hubiera hecho con su hijo Sean, que por cierto ha mostrado cualidades musicales excepcionales; su último disco “Friendly Fire” es algo de lo mejor que he escuchado recientemente. ¿Y qué tal colaborar con otro ex-beatle? Casi imposible, aunque una colaboración con George Harrison para mí hubiera sido oro molido.
Yo creo que mucha gente tiene suposiciones y preguntas como estas. Igual seguidores más estudiosos del estilo e ideología de Lennon podrían dar más detalles sobre todo esto. Al menos yo me quedo con la idea de que John Lennon fue un músico revolucionario, que poco le importaba la opinión de la gente sobre su música. Le importaba que le gustara a él y eso es parte de la autogestión que él practicaba.
La verdad es que no hay mucho que decir al respecto. Los seguidores nos hemos quebrado la cabeza desde hace 28 años pensado en las miles de posibilidades que nunca serán. Las páginas del libro de la música fueron arrancadas a balazos y jamás sabremos qué hubiera pasado si Mark Chapman no hubiera volado a Nueva York para matar a John Lennon. Yo me quedo con el luto, el duelo que en mi representa la muerte de uno de los músicos que más influencia han tenido en mi. Sus letras, sus melodías, sus intenciones. Así que hoy visto de negro, con la mente abierta a las posibilidades, a jugar con un Lennon vivo y compositor.

People say I’m crazy
Doing what I’m doing
Well they give all kind of warnings
To save me from ruin…
Watching the wheels
(J. Lennon)

jueves, 4 de diciembre de 2008

Pozos Blues en Guanajuato, 2008.





El blues en Mineral de Pozos, Guanajuato.

Mineral de Pozos es un viejo pueblo minero, añejo, casi fantasma, atractivo para el turismo mochilero de nacionales y extranjeros que buscan un lugar con pasado resonante. En el 2007 los compas de La Rambla nos invitaron a tocar, junto con los Amigos del Blues de Aguascalientes, en el Festival de Blues de Mineral de Pozos, el Pozos Blues. Fue un festival pequeño pero con todo el sentimiento blusero, hecho posible gracias a la organización de los músicos de La Rambla y a la cooperación de la gente del pueblo que se portó a todo dar. Y en realidad fue un evento memorable… aún recuerdo la buena vibra que llenó el ambiente durante el toquín y entonces pensamos que sería genial volver a tocar en ese sitio en algún otro momento.


El segundo festival, Pozos Blues 2008: el toquín.

En un foro conocido como EL Antiguo Abasto, el Pozos Blues fue inaugurado cerca de las 17:30 hrs. con la participación de Corazón Endiosado, un grupo de música prehispánica del mismísimo pueblo de Mineral de Pozos. Tocaron piezas que llenaron de buenas vibras el foro que se presta bastante para toquines al aire libre con sabor de blues. Sus instrumentos prehispánicos trajeron ese aire de misticismo al lugar del blues, como haciendo una ofrenda para que los antiguos dioses se sintieran horados con el festival que estaba por comenzar.

Entonces comenzó el blues cuando Solaris Blue subió al escenario, totalmente gustosos de tocar porque algo en ese sitio nos hacía sentir como en casa, como en una reunión con los cuates, en el viejo suelo donde los cantos se escuchaban al ritmo de las palas y picos mineros hace siglos. Se escucharon piezas originales y uno que otro clásico del blues interpretado con todo el sentimiento blusero. Una tabla de lavar se dejó escuchar, instrumentos prehispánicos sonando otra vez en sinergia con las notas de blues. La armónica aullaba de nuevo en Mineral de Pozos. La gente recibía animosa la propuesta blusera de Solaris. Muchos más seguían llegando para escuchar, algunos por primera vez, la música de blues. Durante el concierto el rey sol se detuvo unos minutos antes de meterse para escuchar un poco de blues y entonces se encendieron los reflectores para acompañar el "encore". Otra vez Pozos nos regaló parte de su pasado y de su magia... que sea el blues el que cante.

Luego llegarían al escenario los vales de El Callejón Blues Band, una banda queretana que toca bluses adornados con toques de jazz, reggae y otros ritmos suaves. Los miembros de la banda mostraron cualidades muy interesantes, sobre todo cuando de fusionar ritmos se trataba. Sus piezas originales sonaban más que bien, pulidas, pensadas para saborear los detalles en la partitura, esos que son como el condimento de la música. Síncopas, distorsiones duras tocadas con sutileza, la armónica saturada y potente... dando sabor queretano al blues.

Más tarde llegarían los Amigos del Blues, los camaradas provenientes de Aguascalientes y que nos tienen acostumbrados a su actuación llena de energía y buenas rolas. La banda nos dio una sesión de aquel blues rockeado, con potentes gritos de blues, con bluses sutiles, que ya entrados en calor con unos tequilas nos hacían sentir las vibraciones viajando en el aire de Pozos.
Mientras tanto la gente consumía lo que el pueblo había llevado al festival... comida mexicana a la Pozos, el pozole, sopes, tamales; para el frío, ponche con o sin piquete, atoles, café, y para el calor la infaltable cerveza.

Después vendría La Rambla a hacer retumbar aquel suelo minero con sus potentes rolas. Traen un sonido más amarrado que de costumbre, con arreglos a sus rolas clásicas que renuevan su sentido blusero. El slide se dejó sonar y luego el beat marcado de un boogie y otros ritmos que la Rambla hace volar en la atmósfera de Pozos. Se escucharon algunos coros de la gente y la obscuridad era rota por danzantes de fuego que entre canciones alumbraban al público azorado de blues. Un sombrero vaquero en el escenario marcaba las notas del bajo que se confundía con el latir del corazón de Pozos… el blues en el polvo se levantaba.

La noche no podía completarse sin la participación de una de las bandas legendarias del blues mexicano. Era el turno de Follaje, que trajo el rock y el soul con sabor a blues, así como rolas clásicas y originales para matizar su estrene en el Pozos Blues Fest. Después de un rato de follajear, poco a poco se fue armando el palomazo y entonces el blues nació de la mezcla de estilos entre varios invitados al escenario. La fiesta poco a poco iba llegando a su fin. Cerca de la medianoche en Pozos se cerró una noche llena de blues del bueno, de blues mexicano, blues con olor a tierra de minas, con olor a historia, a magia.

Mineral de Pozos tiene ese toque azul que nos llama a los bluseros, nos seduce, nos invita a tocar. Es este tal vez el sabor más añejo que puede uno saborear mientras se toca un blues… y no hay blusero que se resista a él.

martes, 16 de septiembre de 2008

Pink Floyd está de luto.






En el 2006, Syd Barret, uno de los fundadores de Pink Floyd falleció a los 60 años, tenía cáncer en el páncreas. Ayer 15 de Septiembre, cuando todos nos preparábamos para "dar el grito", escuché en la radio que Richard Wright acababa de morir. Tal vez mucha gente (exceptuando a los fans) no ubique con precisión al tecladista de Pink Floyd, pero al igual que Syd, Roger Waters y el baterista Nick Mason, Richard Wright fue uno de los fundadores de esta banda legendaria y en parte responsable del sonido psicodélico y etéreo que caracterizaba a Pink Floyd.
Desde joven fue un músico culto, aprendiendo a tocar el trombón, saxofón, guitarra y piano desde adolescente, teniendo como principales influencias a jazzistas de la talla de John Coltrane y Miles Davies. Después de estudiar arquitectura un tiempo, se dedicó a perfeccionar sus cualidades musicales en el Royal College of Music en Londres. Es difícil decir cuál fue su pieza más representativa en Pink Floyd, ya que tiene excelentes composiciones como Sysyphus en el disco Ummagumma y Paintbox en el disco Relics, pero desde mi punto de vista, The Great Gig in the Sky en el disco The Dark Side of the Moon, es la obra maestra de Richard Wright. Toda la influencia emocional de los acordes del piano de Richard Wright son reflejados en las notas de Clare Torry mientras improvisa con su voz en esta rola. Las instrucciones de Richard fueron únicamente que cantara mientras se imaginaba algo horrible al escuchar la música. Eso realmente no sé cómo podía ser posible porque la parte instrumental en The Great Gig in the Sky es magnífica, pero Clare Torry lo hizo excelente tras la primera toma. Fue un momento de éxtasis en la cabina de grabación para Clare, quien tras salir de ella pidió disculpas por tan explosiva e improvisada forma de cantar, sin embargo Richard Wright no le permitió tal gesto por lo satisfecho que quedó con la parte vocal. Esta pieza a la mitad del Dark Side of the Moon es, desde mi punto de vista, uno de los pilares de este disco y de toda la producción de Pink Floyd.

De lo último que podemos mencionar de la vida musical de Richard Wright fue su reunión con Pink Floyd para tocar 4 rolas del Live 8 en Londres en el 2005, cumpliendo el sueño de muchos fans que nunca habiamos visto a los 4 miembros originales de Pink Floyd tocando juntos después de 24 años de haberse separado. En el 2006 hizo una colaboración con David Gilmour en su disco On an Island y realizó una gira mundial con él. La última presentación en vivo de Richard Wright fue en el 2007 en el concierto con David Gilmour en el Royal Albert Hall en Londres, donde hace una de las mejores interpretaciones de su rola Echoes que yo le haya visto a Pink Floyd.

Con la muerte de Richard Wright también se va la esperanza de que Pink Floyd volviera a grabar algo juntos, rumor que se corrió fuertemente después de su reunión en el 2005. Sin embargo, el legado de Richard Wright queda para ser escuchado una y otra vez, para sentir las vibraciones de los acordes de su piano, las atmósferas de sus acordes, la limpieza de sus improvisaciones. Queda su aporte incomparable al rock progresivo y que esperemos escuchar cuando también nos toque alcanzarlo en su viaje eterno. Como dicen los fans, esperemos verlo en su "great gig in the sky" (su gran tocada en el cielo).