jueves, 4 de diciembre de 2008

Pozos Blues en Guanajuato, 2008.





El blues en Mineral de Pozos, Guanajuato.

Mineral de Pozos es un viejo pueblo minero, añejo, casi fantasma, atractivo para el turismo mochilero de nacionales y extranjeros que buscan un lugar con pasado resonante. En el 2007 los compas de La Rambla nos invitaron a tocar, junto con los Amigos del Blues de Aguascalientes, en el Festival de Blues de Mineral de Pozos, el Pozos Blues. Fue un festival pequeño pero con todo el sentimiento blusero, hecho posible gracias a la organización de los músicos de La Rambla y a la cooperación de la gente del pueblo que se portó a todo dar. Y en realidad fue un evento memorable… aún recuerdo la buena vibra que llenó el ambiente durante el toquín y entonces pensamos que sería genial volver a tocar en ese sitio en algún otro momento.


El segundo festival, Pozos Blues 2008: el toquín.

En un foro conocido como EL Antiguo Abasto, el Pozos Blues fue inaugurado cerca de las 17:30 hrs. con la participación de Corazón Endiosado, un grupo de música prehispánica del mismísimo pueblo de Mineral de Pozos. Tocaron piezas que llenaron de buenas vibras el foro que se presta bastante para toquines al aire libre con sabor de blues. Sus instrumentos prehispánicos trajeron ese aire de misticismo al lugar del blues, como haciendo una ofrenda para que los antiguos dioses se sintieran horados con el festival que estaba por comenzar.

Entonces comenzó el blues cuando Solaris Blue subió al escenario, totalmente gustosos de tocar porque algo en ese sitio nos hacía sentir como en casa, como en una reunión con los cuates, en el viejo suelo donde los cantos se escuchaban al ritmo de las palas y picos mineros hace siglos. Se escucharon piezas originales y uno que otro clásico del blues interpretado con todo el sentimiento blusero. Una tabla de lavar se dejó escuchar, instrumentos prehispánicos sonando otra vez en sinergia con las notas de blues. La armónica aullaba de nuevo en Mineral de Pozos. La gente recibía animosa la propuesta blusera de Solaris. Muchos más seguían llegando para escuchar, algunos por primera vez, la música de blues. Durante el concierto el rey sol se detuvo unos minutos antes de meterse para escuchar un poco de blues y entonces se encendieron los reflectores para acompañar el "encore". Otra vez Pozos nos regaló parte de su pasado y de su magia... que sea el blues el que cante.

Luego llegarían al escenario los vales de El Callejón Blues Band, una banda queretana que toca bluses adornados con toques de jazz, reggae y otros ritmos suaves. Los miembros de la banda mostraron cualidades muy interesantes, sobre todo cuando de fusionar ritmos se trataba. Sus piezas originales sonaban más que bien, pulidas, pensadas para saborear los detalles en la partitura, esos que son como el condimento de la música. Síncopas, distorsiones duras tocadas con sutileza, la armónica saturada y potente... dando sabor queretano al blues.

Más tarde llegarían los Amigos del Blues, los camaradas provenientes de Aguascalientes y que nos tienen acostumbrados a su actuación llena de energía y buenas rolas. La banda nos dio una sesión de aquel blues rockeado, con potentes gritos de blues, con bluses sutiles, que ya entrados en calor con unos tequilas nos hacían sentir las vibraciones viajando en el aire de Pozos.
Mientras tanto la gente consumía lo que el pueblo había llevado al festival... comida mexicana a la Pozos, el pozole, sopes, tamales; para el frío, ponche con o sin piquete, atoles, café, y para el calor la infaltable cerveza.

Después vendría La Rambla a hacer retumbar aquel suelo minero con sus potentes rolas. Traen un sonido más amarrado que de costumbre, con arreglos a sus rolas clásicas que renuevan su sentido blusero. El slide se dejó sonar y luego el beat marcado de un boogie y otros ritmos que la Rambla hace volar en la atmósfera de Pozos. Se escucharon algunos coros de la gente y la obscuridad era rota por danzantes de fuego que entre canciones alumbraban al público azorado de blues. Un sombrero vaquero en el escenario marcaba las notas del bajo que se confundía con el latir del corazón de Pozos… el blues en el polvo se levantaba.

La noche no podía completarse sin la participación de una de las bandas legendarias del blues mexicano. Era el turno de Follaje, que trajo el rock y el soul con sabor a blues, así como rolas clásicas y originales para matizar su estrene en el Pozos Blues Fest. Después de un rato de follajear, poco a poco se fue armando el palomazo y entonces el blues nació de la mezcla de estilos entre varios invitados al escenario. La fiesta poco a poco iba llegando a su fin. Cerca de la medianoche en Pozos se cerró una noche llena de blues del bueno, de blues mexicano, blues con olor a tierra de minas, con olor a historia, a magia.

Mineral de Pozos tiene ese toque azul que nos llama a los bluseros, nos seduce, nos invita a tocar. Es este tal vez el sabor más añejo que puede uno saborear mientras se toca un blues… y no hay blusero que se resista a él.

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